FAMILIA REAL DE BÉLGICA


 


Felipe I

ABC, 21 julio 2013

Felipe de Sajonia-Coburgo ha jurado este domingo la Constitución de Bélgica, tras la abdicación de su padre, Alberto II, y se ha convertido así en el nuevo jefe de Estado y rey de los belgas, durante una ceremonia que tuvo lugar en el Parlamento del país. «Juro observar la Constitución y las leyes del pueblo belga, mantener la independencia nacional y la integridad del territorio», dijo el ya rey Felipe en francés, neerlandés y alemán, los tres idiomas oficiales del país.

A la jura del rey Felipe asistieron, además de su esposa Matilde y los reyes Alberto y Paola, la reina Fabiola (viuda del rey Balduino), toda la familia real, el Gobierno federal y los altos representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial federales y regionales, entre más de 500 personalidades. Los ausentes de las ceremonias han sido los representantes del partido independentista flamenco Vlaams Belang, y el presidente de los nacionalistas flamencos del N-VA y alcalde de Amberes, Bart De Wever.

«Acabo de prestar el juramento constitucional y soy consciente de la responsabilidad que me impone. Es una promesa solemne», ha dicho el nuevo rey, que recordó que «pronto se cumplirán 200 años de que se estableciera la confianza entre el rey y el pueblo belga, y hoy esa confianza se renueva».

El rey Felipe se dirigió también a su padre para señalarle que durante sus veinte años de reinado: «Esa confianza se ha mantenido, has sido cercano a todos, cálido y profundamente humano, atento y comprometido como jefe del Estado». Asimismo agradeció a su madre, la reina Paola, su dedicación al mundo de la enseñanza y de la cultura belgas.

Emotivas palabras para Matilde

«Me doy cuenta de la suerte que tengo al contar con el apoyo permanente de mi esposa. Querida Matilde, desde hace años estás comprometida de todo corazón con numerosas actividades. Tienes un sentido innato para el contacto humano», dijo el séptimo rey de los belgas a su esposa, que sentada entre el rey Alberto y la reina Fabiola, se emocionó y estuvo al borde de las lágrimas. Agregó que con sus cuatro hijos, Isabel, ya princesa heredera y duquesa de Brabante, de 12 años, y los príncipes Gabriel, Emmanuel y Leonor, comienzan «un nuevo capítulo» en su vida y en su país.

Los cuatro hijos de Felipe y Matilde estuvieron sentados en la primera fila del hemiciclo, convertido en sala del trono, mientras que en la segunda fila se sentaron los reyes Paola, Alberto, Matilde y Fabiola, y en la tercera, los hermanos del nuevo monarca, Astrid y Lorenzo, junto a sus esposos respectivo, Lorenzo y Claire.

El presidente de la Cámara de Diputados se dirigió al nuevo rey para señalarle que «la tarea del nuevo rey no es solo salvaguardar el linaje, sino que también es estar en la modernidad del tiempo presente».

Al término del juramento y tras recibir numerosos aplausos de los representantes del país, con la excepción de algunos nacionalistas flamencos presentes en la cámara, los nuevos reyes Felipe y Matilde, y el resto de la familia real, se trasladaron hasta el Palacio Real para salir a saludar a los ciudadanos.



Álbum de fotos

Seguimiento al minuto

El Rey de los belgas nació en Bruselas el 15 de abril de 1960. Es el primer hijo de Alberto II y Paola y el heredero al Trono desde que su padre sucedió a Balduino I. Como tal llevó el título de duque de Brabant.



El 4 diciembre de 1999, el entonces príncipe Felipe contrajo matrimonio con Mathilde d'Udekem d'Acoz en la Catedral de Bruselas.

El primer hijo del matrimonio nació el 25 de octubre de 2001 en el Hospital Erasmo de Bruselas. Elisabeth Therese Marie Helene se convirtió en la segunda persona en la línea sucesoria.

La princesa Elisabeth será la primera mujer que reinará el país gracias a una nueva ley que concede la igualdad de derechos entre hombres y mujeres para acceder al trono.

Los otros hijos de la pareja son los príncipes Gabriel, Emmanuel y la princesa Eleonore.

Papel de la Monarquía



Bélgica tiene una monarquía hereditaria constitucional. El Rey no gobierna aunque su función tiene una importancia vital. Según la Constitución, la persona del Rey tiene inmunidad: sus ministros se responsabilizan de sus actos. Ningún acto del Rey puede tener consecuencias sin el referendo de un ministro. Su actuación coloca al Rey por encima de religiones e ideologías, por encima de persuasiones políticas y debates, y por encima del interés económico.

Al mismo tiempo el Rey es el guarda de la unidad del país y su independencia.

Balduino y Fabiola, unos reyes inolvidables

En una de las reflexiones del mes de mayo, el sacerdote del Opus Dei José Pedro Manglano, explica la siguiente anécdota del rey Balduino, narrada por un buen amigo suyo, el Cardenal Suenens:

"La escena tiene lugar en una carretera secundaria del país. El Rey conducía el coche y yo era el único pasajero. Al pasar cerca de la estación de un pueblo, vio una imagen de Nuestra Señora rodeada de un jardincillo de flores, pero alguien había tenido el mal gusto de profanarla poniéndole en la cabeza un casco de punta alemán de la Gran Guerra.

Arriesgándose a que lo reconocieran, frenó en seco y, sin decir palabra, salió del coche, se subió al pedestal y quitó el casco, que tiró en una zanja. Cogió de nuevo el volante sin hacer ningún comentario, como la cosa más natural del mundo. Yo vi en este gesto la actitud de un caballero que no permite que se burlen de su madre y que ignora cualquier tipo de respeto humano que en ese momento pudiera pasársele por la cabeza" .

Es bien conocido que el rey Balduino tenía unas fuertes convicciones religiosas y que le llevaron a suspender sus obligaciones reales durante 24 horas para ser fiel a su conciencia.

El 29 de marzo de 1990 los diputados belgas aprobaron una ley que despenalizaba el aborto en Bélgica. Como jefe del Estado debía sancionar la ley pero Balduino se negó a firmar, anteponiendo su defensa a la vida a lo que podrían considerarse obligaciones constitucionales. Intentaron convencerle sin éxito y se estudiaron diversas formas jurídicas para salvar la situación sin precedentes. El primer ministro recurre a un artículo de la Constitución belga que contempla la contingencia de que, en casos extremos, el rey se vea en la imposibilidad de reinar. El 3 de abril, el Consejo de Ministros constata que se ha producido esa situación y el Gobierno actúa como si el Rey estuviera incapacitado, promulgando la ley del aborto. No obstante, para que el Rey pueda ser restablecido en sus funciones, se necesita el voto favorable del Parlamento, que se produce el 5 de abril y da un resultado de 245 votos a favor y 93 abstenciones, restableciéndose las funciones del Rey. Balduino escribió en su diario sobre aquellos días: "Me he embarcado sólo, con mi conciencia y Dios".

En unas recientes declaraciones, la reina Fabiola explicaba que el mayor deseo del matrimonio había sido tener hijos si bien Dios no les había concedido esa bendición. Hasta ahora la soberana no había hablado públicamente de los problemas que tuvieron para tener hijos. "Perdí cinco niños, pero he aprendido a vivir con ello", afirmaba la reina Fabiola. "Por el contrario, se aprende de esa experiencia. Tuve problemas con cada embarazo, pero al fin seguía pensando que la vida es hermosa".

El compromiso oficioso entre el rey Balduino y Fabiola tiene lugar en Lourdes el 8 de julio de 1960. "Lo que más me agrada de ella –dirá el rey– es su humildad, su confianza en la Santísima Virgen y su transparencia. Sé que será siempre un gran estímulo para amar cada vez más a Dios". El matrimonio se celebra el 15 de diciembre siguiente.

Con el paso de los años se demostró que estaban hechos el uno para el otro, aunque no se hubieran visto recompensados con la gracia de los hijos. Que la pareja deseaba ferviertemente tener descendencia no era ningún secreto. Se anunció en algunas ocasiones que la Reina estaba en estado -cada vez que esto ocurría cientos de flores y presentes llenaban el Palacio Real-, pero los niños no llegaron. Cuando se confirmó que Balduino y Fabiola no podrían tener hijos -un hecho doloroso al que el propio Rey hizo referencia diciendo: "Nos hemos preguntado por el sentido de este sufrimiento: poco a poco hemos ido comprendiendo que nuestro corazón estaba así más libre para amar a todos los niños, absolutamente a todos"-, se centraron en la educación de su sobrino, el príncipe Felipe, preparándolo para el trono. Aún hoy la Reina, viuda desde 1993, cuando ascendió al trono el rey Alberto II, mantiene una estrecha relación con los Herederos.

Carta de la Abadía de San José de Clairval evocando la vida del rey Balduino